El siguiente cuento no es un cuento como tal, más bien es un pequeño escrito que hice ya hace tiempo en un arranque de inspiración, aunque más bien es un What if... una perspectiva diferente, una de la que jamás volveremos a saber. Como ya tiene tiempo que lo escribí, no está corregido, lo deje tal cual salió de mi cabeza porque significa algo muy valioso para mí. El Eco de los Condenados es una novela de fantasía oscura que estoy escribiendo y de la que espero venir a contarles en algún momento por aquí o en mi Tiktok, en fin. Por ahora los dejo con un personaje sin nombre, en un lugar sin nombre, frente a unos personajes que tendrán mucho protagonismo.
Los Extraños Salvadores
Un enorme aro de luz color azul metálico se expandió por el cielo haciendo que la eterna neblina con la que había crecido se iluminara haciendo que pareciera un océano vivido y hambriento sobre mi cabeza. Sentí un escalofrío al ver aquel espectáculo.
Iba a darme la vuelta para buscar a mi madre, pero en ese momento, una especie de trueno, el más voraz que había escuchado nunca, retumbo por todo el cielo haciendo que no tuviera de otra más que cubrir mis oídos y agacharme en busca de protegerme con lo que sea que tuviera a la mano. Miré por encima de mi hombro y entonces lo vi: Una extraña escena que salió de entre los edificios, cabalgando una de las criaturas más peligrosas que había conocido en la vida, un chico con más armas encima que cualquier jinete, bajó a toda prisa abriendo un arco de metal y sacando una flecha de un bolso de piel apuntando a una de las entradas del Domo.
Detrás de él, aquella bestia enorme comenzó a retorcerse del dolor y para su sorpresa, comenzó a encogerse hasta hacerse un poco más bajo que el mismo jinete. Después de unos segundos más de dolor, el jinete lo tomó del brazo ayudándole a erguirse otra vez. Ya no era una bestia. Se había convertido en un chico de cabello rizado y despeinado que cargaba con un arma en un bolso escondido sobre su espalda.
Quizás algo que jamás volvería a presenciar otra vez.
Tal vez no debí moverme en ese momento, porque apenas me levanté, la mirada de ambos chicos cayó sobre mí con sorpresa. Para ser sincera tenía más miedo del chico transformado que me miraba con una sonrisa. Se acercó a mí y acarició mi cabello al mismo tiempo que me veía de pies a cabeza.
—¿Estás bien? — preguntó con una voz dulce. Yo no pude contestar. El jinete se acercó a toda prisa interrumpiéndome, haciendo que el joven retrocediera con el arma y lo mirara con angustia en sus ojos.
—Ya no hay tiempo —miró al chico acariciando su rostro, ambos intercambiaron una mirada de miedo, como la que poníamos cuando mi madre nos decía a mi hermano y a mí que debíamos quedarnos callados cuando se acercaban las bestias —. ¡Vete niña, ahora! —esta vez dirigiéndose a mí, el jinete gritó una orden que hizo que cada vello de mi nuca se erizara.
Comencé a correr con fuerza hasta que escuché un estruendo a mis espaldas que me hizo voltear por curiosidad. El chico transformado en humano y el jinete, estaban enfrentándose a los guardias de las brujas en un duelo fiero donde podía ver flechas y luces extrañas que silbaban en el aire. Me habían sacado justo a tiempo.
Queridos extraños, ustedes salvaron la vida de más de cien familias que permanecían atrapadas en la enorme ciudad. Les debo la vida y estaré agradecida por siempre, pero ese jinete pudo haber sido más amable conmigo.
0 comentarios:
Publicar un comentario