18 oct 2023

El ambiente que rodea a tus personajes

octubre 18, 2023 Posted by M. A. Morán , , No comments
Buenos días, tardes o noches, dependiendo del horario en el que estés leyendo la siguiente entrada. Hoy quiero darte un empujoncito a que escribas, partiendo de un punto muy específico, por si tienes ese molesto bloqueo que padecemos muchos. 

Primero, explicarte que los personajes de tu escrito, son el alma de toda historia ya creada y por crear. Puedes tener la trama más fascinante o un mundo perfectamente construido, pero son los personajes quienes llevan la trama en el bolsillo. Por eso, la creación de un buen personaje es esencial a partir del punto cero (como me gusta llamarlo). Si los personajes no se sienten reales, la historia podría desmoronarse. 

Cada aspecto de tus personajes —su personalidad, apariencia física, forma de vestir, forma de pensar— puede surgir a partir de un punto cero, sin embargo, la idea de esta entrada no es darte una ficha para que desarrolles a tus personajes, estamos, más bien, en el umbral que permite que tus personajes vean el ambiente en el que los vas a colocar. 

Un buen personaje no solo reacciona a su entorno, sino que transforma las circunstancias con su presencia. Hoy vamos a trabajar un poco la idea: ¿cómo lograr que tus personajes respiren, sientan y vivan el contexto que los rodea.

Por ejemplo, no puedes poner a una niña con fobia a las arañas, en un pasillo oscuro que está infestado de estas sin mostrar su reacción natural: desesperación, gritos, llanto, etc. Y eso es porque el entorno debe afectar al personaje, tanto como el personaje afecta a la historia con sus decisiones.

El ejercicio que traigo es bastante sencillo:

Tengo una premisa para ti, vas a trabajarla desde el punto cero de un personaje que tengas por ahí, puede ser uno ya creado por alguien más o de tu invención. La idea es que te metas en la piel del personaje y guíes la historia hacia alguna de las opciones que te propongo.

Este ejercicio te ayudará a conectar con el personaje y entender cómo podría sentirse sí..., qué haría sí..., cómo resolvería esto con... y muchas otras preguntas que en el proceso suelen aparecer. Cuando vuelvas a escribir tus historias podrás conectar con tus personajes, no importa si son protagonistas o antagonistas, de una forma más real, mostrando sus emociones, virtudes, defectos y temores con mayor profundidad. 

Premisa.

"Aunque la vi a lo lejos y podría confundirme, su figura no parecía común. Ella estaba ligeramente inclinada, con las piernas entreabiertas y ambas manos en alto. Me observaba, sentía su mirada acechante perforar mi pecho como si de un puñal se tratara. Su cabello era negro. No alcanzaba a ver su rostro debido a la distancia y a que la luz de la farola encendida sobre su cabeza hacía una sombra tétrica."

Tienes la libertad de hacerlo con la persona que más se te acomode, yo aquí escogí primera persona, pero si te sientes cómodo/a escribiendo en tercera persona, adelante.

Lo siguiente que vas a hacer será escoger una de estas opciones para desarrollar. Puedes llevarla a donde prefieras, pero debe quedar explicita la opción que te di. 

  1. Pesadilla recurrente.
  2. Mensaje de advertencia.
  3. Alucinación.
  4. La mujer que siempre regresa.
  5. Figuras en el espejo.
  6. Falsamente a salvo.

Añade preguntas guía a tu escrito, como ¿qué es lo que siente el protagonista en el primer instante que ve a la mujer? ¿hay miedo, curiosidad? ¿el personaje se acerca a la mujer, se aleja? Piensa también en cómo actuarías tú, de estar en la situación, dale tus emociones al protagonista sin dejar de pensar que son dos conciencias distintas, la tuya y la del personaje.

Piensa en el entorno también, ¿cómo es el lugar? ¿hace frío, calor? ¿silencioso, es un espacio abierto, es concurrido? ¿en cuánto la mujer aparece se siente más pesado el ambiente? Todos los elementos que puedas usar para aumentar la tensión son bienvenidas (la farola parpadea, una brisa helada sopla, etc.).

Si quieres añadir un desafío adicional, adelante. Después de elegir una opción, puedes darle los toques personales que prefieras, siempre y cuando no te desvíes de la meta inicial. Proponer un giro inesperado puede agregarle complejidad a la historia, además de darle creatividad.

Aquí va mi propuesta, como un ejemplo:

Mi mala organización me había llevado a quedarme hasta tarde en la biblioteca de la facultad. Era invierno, anochecía tan rápido que sentía que el tiempo se me iba como agua entre mis dedos. Resople con fuerza cuando me vi sola en la parada del camión, si no fuera porque llevaba encima el taser que me regaló mi papá estaría nerviosa, pero ese pedazo de plástico con electricidad corriente me envalentonaba —y hasta deseaba que alguien se me acercará con malas intenciones— más de lo que debería. 

El camión que me llevaba a mi departamento solía tardar entre quince y veinte minutos, pero el frío me volvía impaciente. Sin dejar de mirar el camino, entre los árboles clavé la mirada para estar lista, subir rápido y pagar, pero el pinche camión, nomás no llegaba. 

Comencé a jugar con mi aliento, gracias a la luz anaranjada de la farola frente a mí, podía verla con claridad. Había bruma, por lo que ver el aliento salir disparado me traía una sensación conocida y que había dejado de sentir desde hace mucho tiempo. Baje la mirada hasta mis pies y jugando con una piedra, la pateé hasta la calle con media sonrisa viendo lo lejos que había llegado, pero salió de mi visión en cuanto subí la mirada para enfocarla frente a mí. 

Un frío raro se coló por mi espalda y sentí el vello de mi nuca enchinarse. 

Aunque la vi a lo lejos y podría confundirme, su figura no parecía común. Ella estaba ligeramente inclinada, con las piernas entreabiertas y ambas manos en alto. Me observaba, sentía su mirada acechante perforar mi pecho como si de un puñal se tratara. Su cabello era negro. No alcanzaba a ver su rostro debido a la distancia y a que la luz de la farola encendida sobre su cabeza hacía una sombra tétrica, pero podía jurar que sus ojos estaban enfocados en mí, justo como yo lo estaba haciendo con ella. 

Trague saliva, paralizada, en cuanto pude captar un leve movimiento de su pierna izquierda hacia adelante. ¿Estaba caminando hacia mí? Un mareo provocó que me dieran ganas de vomitar, el fugaz recorrido que hizo mi sangre de arriba a abajo me hicieron entrar en calor, como si mi cuerpo me ordenará salir corriendo, pero aun así, permanecí quieta. 

Mire de nuevo el camino deseando que el camión estuviera en la otra parada recogiendo gente, pero no. El lugar estaba desolado, ni el viento que soplaba hace unos instantes parecía querer hacer ruido.

Regrese la mirada hasta la mujer, y mi corazón latió con fuerza cuando vi que la farola a su lado comenzaba a parpadear. Di un paso hacia atrás y ella dio otro hacia adelante, mi respiración se cortó al verla y eso pareció un aliciente para que, con sus movimientos torpes, bajará a la calle y se acercará cada vez más a mí.

Mi cuerpo ya no lo dudó más y me obligó a echarme a correr, yo sin estar del todo consciente de lo que acababa de ver. Pronto, me vi en la calle posterior a esa, una avenida más grande y transitada, donde las miradas extrañadas de la gente me recibieron. Luces de navidad, adornos, un hombre vestido de Santa, pero ni rastro de la mujer.

Talle mis ojos por las ganas de llorar y emprendí el camino a casa de mi madre que vivía a diez minutos caminando. Esta noche, ni loca dormía sola. 

En cuanto llegue me miró alegre, pero sorprendida de que estuviera ahí tan tarde. Me abrazó con fuerza y yo me sentí protegida. Después de aquello, estar en los brazos de mi madre me hacía sentir a salvo de cualquier cosa. Me dio el valor suficiente como para contarle todo lo sucedido y en cuanto terminé, me acercó una taza de chocolate caliente y sonrió.

—No te preocupes, mija, ya todo terminó —dijo mostrando sus dientes manchados de un líquido negruzco y espeso. 

Fruncí el ceño y la miré detenidamente, mi corazón latió rápido en cuanto note que la luz de la lámpara de mi madre no era de su típico color blanco, sino anaranjado, como la farola.

—Ya no tienes que temer —volvió a hablar. 

Apreté mis ojos y al abrirlos, estaba de nuevo en la parada del camión, debajo de la farola y al lado de mí una mujer ligeramente inclinada que me sonreía con un líquido espeso saliendo de su boca. La farola parpadeo y a lo lejos vi mi camión. Solo alcance a dar un suspiro antes de que la luz se apagara y yo sintiera que una mano me tomaba de la espalda. La oscuridad me envolvió.





Como vez yo escogí la opción 6. Falsamente a salvo y le agregué ciertas cosas que me gustaron. Ahora es tu turno, pero recuerda, este es un ejercicio para que tus personajes respiren, sientan y palpen ese ambiente en el que los estás metiendo. 

No tengas miedo de sumergirte en los pensamientos de tu personaje, escríbelo todo, lo lógico, lo irracional, exagerado o no, incomodidad, suelta todo lo que tu cabeza te permita soltar. 

¡Muy buena suerte y gracias por leer!
 

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